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Ciencias Enerside propuso, pero ¿quién dispuso?

Me presenté el pasado sábado en Chapín, con la ilusión de ver un partido de rugby y con el maletero del coche cargado de dulces del Monasterio del Espíritu Santo del Puerto de Santa María. Si bien la ilusión, se desvaneció ya en los primeros compases del encuentro, por lo que se dirimía en la cancha, el dulce monjil de la merienda, alivió y de qué manera el confuso mediodía.El sorteo de la segunda fase de la liga andaluza de la categoría sub 18, propuso un duelo en su primera  jornada entre científicos y los jerezanos del Rugby Unión Xerez (R.U.X.). Un nuevo equipo fusionado  entre el Cruxe y el Rux, cuya plantilla se ha configurado con jugadores procedentes del Club de Rugby Estrecho, del Portuense y de la escuela de rugby del colegio Marianista.

Comenzó el test para los científicos unos diez minutos más tarde que para el Rux, con un marcador en desventaja de dos ensayos, que no debieron nunca subir a la pizarra.

Los nuestros, cuando les dejaron, fueron fieles a sus principios y propusieron a los presentes jugar a esto del rugby. Hasta tal punto que en general dominó al rival en casi todos los palos rugbísticos pero la victoria a los tantos en este deporte no aplica y el error se paga con tres, cinco o siete puntos.

El Rux a sabiendas de que no le interesaba entrar en el planteamiento científico, continuó alentando el  desorden y un juego poco formativo, no propio de la categoría a la que pertenece. No me remito amigo lector a mi percepción personal, que lejos de mi intención, puede parecer prepotente y sectaria. Para evitar esta apreciación partidista, me remito al hecho probado como lo es el acta del encuentro, donde solo en la primera parte el juez de la contienda expulsó temporalmente a dos jerezanos y perdonó sin el mismo castigo, a esta hora aún nos preguntamos por qué, una corbata clamorosa, de fea ejecución, con la que el rival intentó evitar nuestro segundo ensayo y que, en mi opinión, debió  juzgarse como try penal. Pero el hombre propone y Dios dispone.

Tras el inicial desaguisado y las erróneas decisiones, que de ejecutarse de manera contraria a la elegida nunca sabremos si hubieran mostrado un marcador favorable de color azul, tan solo nos fuimos al descanso con un tanteo de tres puntos por debajo del Rux.

En la segunda mitad, la estadística dictaminó el juego en campo del rival, y una presión constante que  debió dar sus frutos en los continuos touch-maul a favor, pero todo intento bajo estas acciones quedó en vano. Era misión imposible. Por el contrario, el oponente aprovechaba cualquier ocasión para  lanzar el oval a campo científico, originado una presión, que no se interpretó correctamente, lo que  originó el error, y dos carreras individuales de los jerezanos, que como postre se encontró sin placaje rival, y se llevó el match. Enhorabuena Rux.

Pero justifiquemos la exposición presentada de los hechos. Y analicemos fríamente la delantera, y los  tres cuartos de cada equipo, ya vacunados contra el berrinche.

El Rux es un equipo que tiene su fuerte en la velocidad de sus jugadores, y su continuidad en la  delantera, y parece que no hay más. Al menos eso percibí el pasado sábado; reconozco a los presentes  mi falta de talento en las artes adivinatorias. Tal vez, sí presentaron el as de la manga, que yo no supe  apreciar. Si fue así, habrá que buscar a otro cronista más avispado.

Su rugby pilota sobre el objetivo sencillo de atrapa la pelota, y corre. Yo lejos de criticarlo, lo aplaudo  y lo legitimo, cada cual juega a lo que quiere, y puede, siempre que esté amparado por las leyes del  rugby. Y esto es lo que vimos el pasado sábado en la explanada de Chapín. Un juego de los jerezanos  sin criterio, e individualista, pero eso sí muy efectivo, y potente, que dejó en entredicho entre otros, los rucks científicos con magníficos contra-rucks, y que provocaron en varias ocasiones la pérdida de  nuestra posesión.

Este rugby plano, pero práctico, se destapaba en la cancha cada vez que les pitaron un golpe de castigo  a favor. La respuesta lógica y formativa en Sub 18, sería patear para ganar metros, y ejecutar la touch.  Sin embargo, los jerezanos nunca escogieron esta opción, teniendo numerosas oportunidades. En su lugar siempre optaron por jugar a la mano. Muy loable, y en derecho por su parte, pero a mi modo de  ver poco ortodoxo a estas edades.

¿Y por qué tanta sencillez?. Tal vez, ¿por su nula efectividad en touch?, ¿quizás para evitar nuestra  aplastante superioridad en este género?. En la pregunta creo vislumbrar una respuesta con interés más  resultadista, que formativa. En fin, como dice el refrán, el que la lleva la entiende.  Ahora es el turno de repartir exquisitas torteras de la confitería Ochoa a los nuestros, que para eso es  tiempo de Adviento.

La delantera científica funciona bien, muy bien, fruto de un trabajo serio, constante y continuo. Los  gordos ejecutan los palos del cante a la perfección sobre todo en estático, pero sus células en dinámico  son mejorables, y tienen que tener más presencia, pues estas son las percusiones que hacen daño, al  contrario, ganando el ansiado metro.

La práctica de los múltiples Moles-Touch, que se produjeron dentro de 22 contraria, a lo largo de todo  el encuentro fueron todos magistralmente ejecutados; vamos de libro. Pero no podemos premiarlos con  la matrícula de honor correspondiente, pues, aunque lo merecían, lamentable, y sorprendentemente,  ninguno de ellos llegó a rebasar la línea de marca. Me gustaría poder daros una explicación causa efecto sobre estas continuas, y mal logradas acciones, que debieron ser trascendentes para el devenir  del encuentro, pero, si el derrumbe del silencio es la mejor ventaja de la honestidad humana, en esta  ocasión el cronista opta por permanecer callado.

En defensa solo un bien. Los chavales estuvieron ordenados en la zona caliente de juego común, y el placaje a estas alturas; que se presupone como el valor en el soldado, se aplicó en orden. Sin embargo,  la bajada de nota del notable al bien, se debió a que el contrario siempre les superó cuando quisieron  emplearse a fondo en el impredecible juego del ruck.

Este punto sería muy interesante discutirlo con los chicos pues, aunque lamentablemente esta jugada  de competitividad no está al uso en el rugby moderno, y sólo aparece como mera transición de fases,  estos ejercicios de protección del balón continúan existiendo, y tienen su peso en estas categorías. Más cuando nuestro juego de ataque por idiosincrasia, y estilo, siempre se soporta sobre la línea de tres  cuartos, y los rucks a veces por velocidad del juego quedan muy desprotegidos.

Respecto a la línea de los rápidos, me voy a referir a ella, exclusivamente compartiendo con vosotros  una experiencia personal, de gran calado, que creo viene como anillo al dedo.  Mirad, el pasado viernes 12 de noviembre, por invitación de Spartan Elite Rugby, tuve la  extraordinaria oportunidad de participar en el clinic teórico-práctico, que fue magistralmente  impartido por el ex entrenador de los Pumas, D. Daniel Hourcade. De todo lo tratado, me quedé con dos o tres conceptos, en los que hizo especialmente hincapié el afamado y laureado entrenador.  Prestó un desmesurado interés, en uno de los tres pilares fundamentales en los que dijo se sustenta este  deporte; el tackle. Y en la cancha, en los ejercicios prácticos, criticó, y mandó repetir las caídas continuas al piso del balón, por no asegurar el pase, bien por una transición lenta, bien por un pase sin chance ante la presión del contrario.

Tanta fue la exigencia, en estos dos aspectos, que al final del entreno, calificó la ejecución de los ejercicios sobre una escala de 0 a 10 con un pobretón 3, y la razón única que expuso para ese insuficiente, fueron las continuas pérdidas del oval, que dijo textualmente “no se pueden permitir”.  Que cada uno aproveche la sabiduría de este señor; que intuyo que algo de rugby debe saber, y saque  sus propias conclusiones, que ya somos muy mayorcitos para detenernos en explicar los básicos  cuadernillos de operaciones Rubio, y la cartilla de lectura con el método fotosilábico de Paláu.  Tras el encuentro, conduciendo por la pista de vuelta a Sevilla, me vino el imperecedero recuerdo de la  marabunta que se formaba en el patio de mi colegio, cuando llegaba la hora del recreo, que se  desvaneció al instante, por el intenso perfume anisado que inundaba el vehículo, señal inequívoca del  cercano anuncio de la Navidad.

Felices Pascuas. ¡¡¡CIENCIAS, CIENCIAS, CIENCIAS!!!

Paco Alfonso
Fotografía: Eva Martín
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